El fenómeno de la multiculturalidad ha demostrado ser un fracaso: Barcelona sigue sufriendo el aumento de la criminalidad a raíz de la guetificación de sus barrios.
La falta de integración ligada a la masividad de la inmigración, que llevan a la segregación y al choque cultural, han dado como resultado que distritos como el de Ciutat Vella se conviertan en una pesadilla para los trabajadores de la ciudad, llegando a alcanzar cerca de 40 delitos por cada 100 habitantes durante el último año. Más de la mitad de los habitantes del barrio está conformada por población extranjera, para quienes los planes de integración brillan por su ausencia.
Casos como este nos muestran los resultados de la política migratoria que se está llevando a cabo en España, y son ejemplo de cómo se verán afectados otros barrios por la inseguridad si no confrontamos con las políticas de fronteras abiertas de la izquierda y el servilismo a la patronal de la derecha.
La inseguridad que provocan la guetificación y el fomento del turismo de borrachera en barrios como este la sufren de forma cada vez más aguda los trabajadores; mientras tanto, el circo político no hace nada por resolver estas problemáticas, siguiéndole el juego a la patronal y a intereses extranjeros.
No es posible solucionar el problema con falsos discursos de control migratorio ni fomentando todavía más la apertura de las fronteras; es necesario recuperar nuestra soberanía construyendo una alternativa real que defienda los intereses del país y de los trabajadores.